Seguridad en Bares y discotecas




El rol de la seguridad en bares y discotecas

Martes 01 de Septiembre del 2015
Emmanuel Sánchez Ruiz, DSE

Todos hemos acudido alguna vez a algún bar o discoteca, ya sea para el festejo de un cumpleaños, aniversario, convención o cualquier otro evento de esa índole. Asimismo, como gente de seguridad, nos debimos haber dado cuenta del tipo de personal ubicado en puestos sin mayor sentido ni lógica, dispuestos más en plan de modelaje o ligue que en el de mantener la tranquilidad del establecimiento

En muchos lugares se cree que la seguridad no debe tener un mínimo nivel de especialización y se contrata, la mayoría de veces, al más grande de quienes se presentan a la convocatoria, sin tomar en cuenta factores tan importantes como un buen criterio o inclusive si cuenta con antecedentes penales, así como el lugar y medio donde se desenvuelve. Observamos así, dos planos terribles de nuestra realidad: primeramente, la inexistencia de una “verdadera seguridad in situ” que esté pendiente de prevenir y no sólo de actuar de forma agresiva, en la mayoría de los casos amedrentando y golpeando a los visitantes; y en segunda, la ausencia casi absoluta de una conciencia hacia la juventud, es decir, la exclusión de los jóvenes de todo proyecto, considerándolos un peligro potencial para el resto de los clientes. Es increíble que, a pesar de todos los avances en la convivencia social, los jóvenes (cuando se reúnen para ser ellos mismos) todavía corran riesgos o sean tratados como delincuentes por parte de los “pseudo elementos de seguridad”.
El concepto de seguridad en bares y discotecas ha cambiado significativamente a raíz de los trágicos eventos vividos en estos últimos años, (como el de la discoteca News Divine por mencionar uno), lo cual ha obligado a las autoridades a estar más pendientes en la supervisión de estos lugares respecto a los procedimientos, salidas de emergencia, manuales de protección civil y señalizaciones correctas, pues lejos de constituir un lugar de diversión para la gran mayoría de asistentes a bares y antros, son lugares donde la ideología de seguridad tiene que ver con los famosos “gorilas” o golpeadores en las cadenas de entrada, como medida disuasiva.

Empezar por uno mismo

La seguridad en bares y discotecas debe comenzar de manera individual en base a varias consideraciones hacia uno mismo y el lugar a visitar:

1. Siempre debe haber un conductor designado, el cual se mantendrá en perfecto estado y con los sentidos al 100%.
2. Evitar tomar bebidas que no sean enlatadas o embotelladas y que uno mismo pueda verificar su apertura. El mayor promedio de violaciones se da por el uso de narcóticos en bebidas, si no las hay cerradas, es preferible no consumir nada.
3. Normalmente el alcohol utilizado en las barras libres es de muy baja calidad; ello puede traer consigo algunas reacciones secundarias como alergias, alteración de los nervios, etc. Por ello es importante no beber en barra libre.
4. Tomar en cuenta la distancia que se recorrerá de regreso a casa, por si hay abuso en la ingesta de alcohol y/o de sufrir algún accidente.
5. Revisar la zona donde está ubicado el lugar de elección, pues si es una sitio de delincuencia, puede haber mayor riesgo de venta de drogas y por ende encontrarse con gente bajo los efectos de ellas o ladrones en espera de un descuido.
6. No dé aventones ni invite a nadie a ir con usted por más amigable que parezca, dado que podría provocar un secuestro. Si quiere conocer más a alguien, cítelo al día siguiente en un lugar público y con alguien de confianza cerca de usted.
7. Procure dejar el vehículo a un valet parking, dado que así estará menos expuesto a un robo, aún cuando el coche cuente con alarma, pues debido al alto volumen de la música, no podría escucharla.
8. Llevar una lista en la cartera con teléfonos de emergencia o a quien llamar en caso de accidente, para que las personas que lo ayuden tengan una rápida referencia para avisar.
9. El lugar a donde vaya debe contar con al menos una salida de emergencia por cada piso o nivel, señalamientos preventivos, informativos y restrictivos que orienten al cliente sobre los posibles riesgos y brinden las instrucciones precisas sobre cómo actuar ante situaciones extraordinarias, tales como sismo, incendio, etc.

La responsabilidad de los establecimientos

Ahora, más que nunca, estos lugares de reunión deben asegurarse de ofrecer al cliente el mejor de los servicios no sólo en la calidad de las bebidas, sino en la capacitación de su gente y las condiciones generales del inmueble; es ahora cuando las competencias y el mismo consumidor deben impulsar a los establecimientos a esforzarse aún más por complacer las necesidades del cliente y comenzar por brindarles un lugar seguro donde puedan divertirse.



A los establecimientos les hago las siguientes recomendaciones:

1. El lugar deberá contar con al menos una salida de emergencia por piso.
2. Los trabajadores del lugar deberán contar al menos con la capacitación básica en primeros auxilios, para casos de accidentes específicos a los que están expuestos día con día, tales como congestiones alcohólicas, mareo y pérdida de presión, intoxicación por alcohol, caídas y otras derivadas de las actividades propias del giro.
3. Servir las bebidas en vasos o jarras de algún material que no sea cristal y/o no pueda servir como arma punzo cortante en caso de romperse durante o para alguna riña.
4. Tener excelente iluminación en la entrada del inmueble, pues éste puede ser un lugar donde los delincuentes pueden acosar y estudiar a las víctimas mientras esperan entrar al lugar.
5. Ofrecer a sus clientes que no lleven vehículo y si así lo desean, ofrecerles el servicio de taxis pre-pagados y supervisados por el mismo establecimiento.
6. Un porcentaje del personal de seguridad deberá orientarse a la atención al cliente y estar capacitado en la toma de decisiones y solución de problemas. Debe saber cómo resolver los problemas, no provocarlos.

Estas medidas, más las implementadas por profesionales de seguridad, traerán a los clientes sentimientos de tranquilidad y bienestar dentro de cualquier establecimiento, pues en la actualidad, la original escala de necesidades de Maslow se ha modificado con el curso de los años y en este momento, la seguridad podría ubicarse sólo detrás de la de alimentación. Por ello, es deber de los bares y discotecas ofrecer un servicio de mucha calidad.
Hemos de encontrar distintos tipos de “antros”, conceptos que pasan por todos los géneros, lo cual nos habla de la gran diversidad de gente y costumbres amalgamadas en un sólo lugar, personas que reaccionan distintamente ante una misma música, provocando llanto, frustración, alegría enojo y hasta violencia promovida por el mismo estado etílico en el cual pueden encontrarse los clientes.
Cambios drásticos de personalidad y actitudes como retar a la pandilla o mesa de al lado por la supremacía del territorio, la idea de conquistar a una mujer o simplemente demostrar superioridad, sin medir las consecuencias de los mismos actos cometidos o por cometer; todo ello pone en riesgo a sus mismos acompañantes. Además, se debe tomar en cuenta que muchos de los clientes “perdedores” en esa batalla, aferrados y con el orgullo por los suelos, esperan afuera del establecimiento a que su rival salga para iniciar una nueva pelea por la supremacía y por no quedarse con la etiqueta de “perdedor” ante su grupo.
La anterior descripción es una clara muestra de lo importante que es saber llevar a la juventud por el camino de la prevención de las adicciones a través de la práctica de un deporte, fomentar una actividad artística o el desarrollo de sus capacidades académicos, es decir, canalizar las emociones de una manera equilibrada.
Si desde jóvenes entienden que la sociedad y los padres premiarán el esfuerzo individual o de equipo, tendrán una buena conciencia y autoestima por lo que será más difícil caer en adicciones.

Conciencia de riesgos; punto clave

Es imprescindible crear conciencia en los jóvenes acerca de la prevención de delitos, hacerlos conscientes de los grandes peligros que pueden encontrar y a los cuales se encuentran expuestos en los bares y discotecas, informarles cómo pueden caer y enseñarles la forma de disminuir su vulnerabilidad a ser victimados.
Asimismo, es importante hacerles saber cómo las personas que conocen por terceros son, sin lugar a dudas, factores de alto riesgo: el aceptar invitaciones de desconocidos para ir a lugares, subir a vehículos o entrar a bares de rara apariencia y andar todo el tiempo con los amigos sin la supervisión adecuada, son situaciones que pueden facilitar desde una violación, hasta la trata de personas, por no mencionar el comercio ilegal de órganos.
La edad promedio de la gente que entra a bares y discotecas oscila entre los 17 y los 25 años. En muchos casos se trata de un periodo en el que adolecen de capacidad de reacción ante situaciones o escenarios amenazantes, edad llena de dudas donde los jóvenes tratan de ser ellos mismos y encontrar el lugar y el rol al cual pertenecen, por lo que es una obligación para todos los que se dediquen al negocio de bares y restaurantes, asegurarse de que la gente que entra no intente cometer delitos. Para eso, pueden auxiliarse de las herramientas de seguridad adecuadas, tales como CCTV, detectores de metales para caso de armas punzo cortantes, extintores y gente capacitada para prevenir y reaccionar ante situaciones de urgencia. Con ello conseguirán que, tanto clientes como empresarios, compartan una misma conciencia de riesgos.

En conclusión…

La gran comunidad joven de este país solicita y exige que los lugares a donde acuden y gastan su dinero, cuenten, por lo menos, con las medidas mínimas de seguridad: un sitio donde no puedan ser golpeados, donde lejos de “aventarlos” a su suerte sacándolos del bar o disco donde estén, se les ayude a regresar con bien a su domicilio, en la medida de lo posible, tomando en cuenta que son candidatos en potencia de violación, secuestros, robos, pandillerismo, etc.
Eso nos dejará como resultado, clientes más fieles, más conscientes y por ende, bajarán significativamente los índices de accidentes o riñas y eventos lamentables dentro de este tipo de establecimientos, lo cual se traduce en una mayor clientela y menos pérdidas de dinero en atención de una crisis o multas por miles de pesos.

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